domingo, 31 de enero de 2010

30-01-10: Ruta en solitario desde la coronilla al pie izquierdo de Madrid. Arrieritos somos y en el camino nos encontraremos




30-01-10
Ruta en solitario desde la coronilla al pie izquierdo de Madrid
Arrieritos somos y en el camino nos encontraremos

Desde luego. Eso significa que nadie está absolutamente solo en el mundo, que la vida es un camino en el que encontraremos todo tipo de gente, que por fortuna, la inmensa mayoría es buena.

En el ámbito de las 2 ruedas es lo que me ocurrió al cruzarme por casualidad con mi amigo parroquiano Rubén, que salió justo a la misma hora que yo, pero en el otro extremo de Madrid.

Él se dirigía a la Ciudad Universitaria y yo hacia Cuatro Vientos, que es el pie izquierdo de Madrid, refiriéndome metafóricamente al suroeste. Vallecas, al sureste, sería el pie derecho, y Fuencarral, el norte, pues la coronilla. Con esto quiero aclarar la metáfora del título, aunque ya se entiende desde un principio.

A las 11:45, después de trasladarme en metro desde casa con Miguelina, mi bici, inicio el viaje de vuelta. 27 kilómetros de recorrido, esta vez en solitario, siguiendo el Anillo Verde Ciclista y rodeando la mitad oeste de Madrid. El punto de partida es la estación de metro de Montecarmelo, en el barrio (o PAU) del mismo nombre y más allá de Fuencarral. Como me encontraba en un barrio totalmente nuevo y desconocido, me lié al principio para encontrar el carril bici. Pero di con él enseguida gracias a unos ciclistas que pasaban. O sea, que estaba al lado.

Bueno, pues carretera y manta. El primer tramo, desde Montecarmelo hasta la M-30, donde me crucé con Rubén, está muy bien. Todo de bajada, trazado nuevo paralelo a la M-40 y con vistas a la sierra preciosas. El único inconveniente que encontré fue el frío viento de cara, que me frenaba mucho. Al ver que pasaba por un lugar llamado Ventisquero de la Condesa, ya caí en la cuenta de por qué tanto viento.

A la altura del barrio de Fuentelarreina casi me pierdo, porque el Anillo desaparece entre calles y no se ve por donde continúa. Menos mal que había indicadores y ciclistas... y bueno, el resto del camino hasta el encuentro con mi amigo muy bien, todo el tramo paralelo a la M-30 algo estrecho, pero guay.

A las 12:30, cuando subo el puente que cruza la M-30, un ciclista con el que me cruzo me dice: “¡Miguelón, Miguelón! ¿Adónde vas?”. Y yo: “¡¡RUBÉN!! ¿Pero qué haces aquí? ¡Arrieritos somos y en el camino nos encontraremos!”... Je je... Risas, bromas y buen rollito.

He de reconocer que Rubén, como ciclista, es el doble de avanzado que yo. Habíamos salido al mismo tiempo de nuestros respectivos puntos de partida, sin saberlo, y él ya me aventajaba 6 kilómetros. Vamos, que le da bien a los pedales. También el viento ha ido a su favor, pero eso no le quita mérito. En el plano del trazado que cuelgo en el blog junto a la altimetría se indica las horas de salida, encuentro, desayuno y llegada... y por tanto, la prueba gráfica de la pedalada de Rubén ¡Qué máquina eres, tío!

Tras despedirnos, ya cada uno tira por su camino. En 25 minutos, tras riberear el Manzanares a mi izquierda en un paraje precioso, me adentro en la Casa de Campo y acabo la primera etapa de mi ruta al llegar al lago, todo lleno de ciclistas, piragüistas, paseantes con perro y sin él, familias con niños y bares con vistas al lago.

El motivo de mi parada, por supuesto, el merecido descanso en un bar. Cafetito con leche y donut, pero echando de menos la compañía de mis amigos Jorge y Rubén. Y también, faltaría más, la de mis amigas parroquianas Elvira, Gema, Laura, Mari Ángeles... Antes de publicar esta crónica ya habíamos pedaleado todos juntos en anteriores viajes... Je je...

Después, a las 13:25, reanudo la marcha y comienzo la segunda etapa del viaje, más corta y ya sin paradas, rumbo a Las Águilas. Y todavía en el interminable Anillo Verde, y nunca mejor dicho, porque es circular. Saliendo por el extremo oeste de la Casa de Campo, en el arroyo Meaques, hay una subida de pocos metros, pero que es un calvario para los ciclistas. Muchos de nosotros no podemos con la pedalada y hemos de subirla a patita.

Yo, particularmente, puedo subirla con el plato pequeño y el piñón grande de Miguelina, pero a los pocos metros de coronarla tengo que parar... ¡Arf, arf!

Bueno, el resto del camino, vía Aluche, fenomenal. En este punto es cuando abandono el Anillo y tomo la avenida General Fanjul camino de casa, a sólo 2 kilómetros. La llegada es a las 14:10.

Gracias, Miguelina, por tus servicios, eres mi bici preferida... Je je. Y gracias a todos mis amigos parroquianos por introducirme en este mundillo de las 2 ruedas, es un vicio sano. Un abrazo a todos.

Miguel

5 comentarios:

  1. Jope, Miguel, da gusto leer el blog, parece que voy yo también en bici por lo bien que escribes.

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  2. ¡Buenas Miguelón!
    Yo he creado una carpeta que se llama "Pedaleando Con Miguel" porque veo que este blog, tus dibujos, mapas, crónicas y fotos se merecen un hueco muy especial (como el que ocupa tu Miguelina en la habitación jejeje).
    Fue un encuentro agradable, en una mañana luminosa perfecta para pedalear.
    Como bien dice Jorge, esta temporada ciclista promete, a ver si el tiempo mejora y unimos al resto de integrantees del pelotón.
    Un fuerte abrazo sobre dos ruedas.

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  3. Y que lo digas, Rubén. Ayer me fui con Miguelina hasta el Parque del Manzanares y esta mañana a la Casa de Campo... pero mi cuerpo ya acusa el cansancio, debo posponer los días de salida y no juntarlos, ¡¡pero es que se trata de un vicio!! jeje... Un abrazo
    Luis, ¿te ha gustado? la bici ya acumula 810 kilómetros en sólo tres meses y medio. Me conozco ya las 3/4 partes del Anillo, y porque la última es la antípoda a nuestra zona, entre San Blas y Sanchinarro... Un beso

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  4. ¡Muy buena la escapada Miguel! Y el reportaje genial como siempre. Poder meter la bici en el metro da mucho juego porque expande al doble la distancia, y encima según más bici vayas haciendo más entrenamiento y más kilómetros cada vez! En cuanto aterrice de nuevo en Madrid vuelvo a hacerme otra escapada contigo que ya tengo mono...
    Un abrazo

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  5. ¿Qué tal por Munich, campeón? Jeje... ¿Para cuándo vienes p'acá?... Qué envidia, te lo estás pasando genial...

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